Los resultados de una auscultación de la estructura pétrea de la Catedral de Sevilla aconsejaron la intervención sobre dos pilares contiguos cercanos a los pies del templo. Se acometió entonces una obra delicada y singular en dos fases. La primera, de apeo de las cargas de los pilares, se realizó mediante un novedoso sistema de zunchado por anillos de madera que transmitían el peso a una estructura metálica auxiliar. La segunda consistió en la sustitución de toda la sillería del pilar.